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martes, 23 de febrero de 2010

Un fantasma se afinca entre nosotros


La pobreza se duplica en España

CUANDO aún está el suelo lleno de pancartas caídas y destrozadas y aún suena el eco de las manifestaciones contra el pensionazo y dentro de la alegría que ronda a toda nuestra autóctona población, ha salido a los medios el siguiente comunicado, que por su rudeza, es significativo de por donde puede acabar la situación, pudiendo perderse la perspectiva.

La demanda de asistencia a Caritas pasa de 400.000 personas en 2007 a 800.000 en 2009. En 2007 el número de personas que acudieron al servicio de Acogida y Asistencia social de Caritas fue de 400.000 personas. Tras analizar los datos del primer semestre de 2009, el Observatorio de la Red Social (ORS) de Caritas estimó que el año acabaría en 800.000 personas. No es el único indicador. Los receptores de Rentas Mínimas de Inserción pasaron de 58.613 personas a 115.803, un aumento del 97,57%, según los datos de las comunidades autónomas recogidos por el ORS. El aumento del paro está en el origen de la mayoría de estas situaciones de pobreza. Sin empleo no se puede hacer frente al pago de una hipoteca o un alquiler. En ocasiones los casos son sangrantes, ya que tras haber sido embargadas las viviendas, la deuda continúa. El espectro social al que afecta la crisis es cada vez más amplio. Caritas señala perfiles como el de los jóvenes parados que aún no han encontrado su primer empleo. Aún no han cotizado y no tienen derecho a subsidios, pero el principal inconveniente es que, dada su escasa formación y experiencia ni siquiera pueden acceder a un empleo precario: "La falta de expectativas aumenta la frustración", señala el ORS. Dentro del perfil de la pobreza se encuentran también los parados mayores de 45 años, pero también familias jóvenes (entre 20 y 45 años), parados que se dedicaban a trabajos de baja cualificación, en muchos casos inmigrantes. Acuden a Caritas mujeres mayores y mujeres solas con cargas familiares, pero también los hombres separados o divorciados y que, al no tener cargas familiares quedan fuera de la protección social. Como se puede ver, algunos de estos factores se combinan entre sí para agudizarse.
Cuidado Señores, que el diablo carga las situaciones, y puede que luego no se puedan controlar. Si atendemos las cosas de fuera en aras de políticas económicas de mano de obra barata, pero llegado el momento no hay posibilidad de desarrollo personal autóctono por falta de trabajo, se pueden dar situaciones graves y extremas.