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martes, 27 de abril de 2010

OIDO CALENTÓLOGOS RECALCITRANTES, SUFRID UN POCO MAS CON LA SIGUIENTE NOTICIA.

Si no hay nada más inseguro que la ignorancia.

(Que no Señores, que no, que NO HAY calentamiento global, si no es, en la mente de los calentólogos profesionales).

Descubierta una nueva y enorme corriente oceánica

Tiene un caudal cuarenta veces superior al del río Amazonas y fluye bajo el Océano Índico, a más de tres mil metros de profundidad
Descubierta una nueva y enorme corriente oceánica

Actualizado Martes , 27-04-10 a las 16 : 26
Una nueva "autopista oceánica" de cuya existencia nadie sabía hasta ahora acaba de ser descubierta por un equipo de científicos japoneses y australianos.Tiene un caudal cuarenta veces superior al del río Amazonas y fluye bajo el Océano Índico, a más de tres mil metros de profundidad. El hallazgo, que ayudará a comprender mejor el clima de la Tierra, acaba de ser publicado en Nature Geoscience.
"La corriente transporta aguas muy densas y ricas en oxígeno que se hunden cerca de la Antártida a grandes profundidades y se dirigen hacia el lejano norte", explica Steve Rintoul, uno de los autores del estudio. "De hecho, sin esta aportación de agua antártica, las capas más profundas del océano tendrían muy poco oxígeno".
El papel y la influencia de las corrientes oceánicas en el clima son bien conocidas. En efecto, se encargan de almacenar y transportar una enorme cantidad de calor y dióxido de carbono, que de esta forma no se libera a la atmósfera y frena el proceso de calentamiento global. "La profunda corriente de la meseta submarina de Kerguelen forma parte de un sistema global de corrientes oceánicas que resultan determinantes a la hora de conocer cuánto calor y carbono puede almacenar el océano", añade el investigador.
Otras expediciones habían detectado antes evidencias de este complejo sistema de corrientes, pero ninguna de ellas había sido capaz de determinar la cantidad de agua que transportaban. El equipo australiano-japonés utilizó para sus experimentos distintos medidores de corriente anclados al fondo oceánico, a profundidades superiores a los 4.500 metros. Durante un periodo de dos años, los detectores enganchados al fondo flotaron a una profundidad de cerca de tres mil metros, midiendo sistemáticamente la velocidad de la corriente, su temperatura y salinidad.
Desde la Antártida"Las mediciones continuas nos permitieron, por primera vez, determinar cuánta agua estaba transportando hacia el norte esta profunda corriente", afirma Rintoul. Y resulta que lleva más de doce millones de metros cúbicos por segundo de agua procedente de la Antártida, a menos de cero grados de temperatura y sin llegar a congelarse, ya que está mezclada con sales y minerales. "Fue una auténtica sorpresa comprobar lo fuerte que es esta corriente", dice el investigador. "Con una velocidad media durante dos años de 20 cm por segundo, se trata de la corriente más fuerte jamás medida a profundidades de tres km bajo la superficie marina".
Para Rintoul, "Disponer de un mapa de estos sistemas de corrientes profundas es un paso muy importante hacia la comprensión de la red global de corrientes que influye sobre el clima, tanto presente como futuro. Y nuestros resultados muestran que las corrientes de la Meseta Kerguelen realizan una gran contribución a esta circulación oceánica global".

Comentarios 
3.FCO MORENO MECO|  27/Apr/2010 |  14:53:01h
NO ENTIENDO. LLEVAN MAS 12 AÑOS HACIENDO programas de escenarios de calentamiento global incluyendo las corrientes de agua en los oceanos y ahora descubren esta nueva corriente? Es que no lo sabian antes? Y porque nos decian entonces que sus predicciones eran perfectas, si no sabian de la misa la mitad. VAYA FARSA QUE RAYA EN EL FRAUDE
 4.juan|  27/Apr/2010 |  12:14:21h
descubren una cosa que no esta en los modelos de los calentologos . descubren 40 rios amazonas . pero da igual , la culpa es del co² .

lunes, 26 de abril de 2010

Pobrecitos CALENTÓLOGOS, los volcanes enfrían LA ATMÖSFERA.

Medio Ambiente y Biodiversidad

Volcanes: el calor que enfría la atmósfera

Volcanes: el calor que enfría la atmósfera

 
Efecto invernadero y lluvia ácida, un cóctel al que se une el enfriamiento que provocan las grandes erupciones como la del Laki, el Tambora y el Pinatubo, cuyos efectos persistieron cinco años
La naturaleza no entiende de números; de ahí que los expertos vulcanólogos de medio planeta hayan insistido en que no se puede pronosticar cuándo cesará definitivamente la actividad del volcán bajo el glaciar Eyjafjallajökull (Islandia) que, como las cenizas, aparentemente está remitiendo. Aunque aún resulta demasiado pronto para predecir cuáles serán las consecuencias, algunos efectos son más que previsibles, tal y como la historia geológica demuestra. La emisión de gases y partículas de los volcanes puede provocar no sólo que se «apaguen» las luces, sino que las zonas más próximas sufran los efectos de la lluvia ácida, se modifique la incidencia de la radiación solar y por ende que las temperaturas varíen de forma vertiginosa, congelando los termómetros en verano. Aunque éste no sea el caso.
«Islandia es el territorio con más volcanes activos por metro cuadrado; 20 de los más de 200 que tiene están activos. El que ha entrado en erupción ha echado ya entre 70 y 80 millones de metros cúbicos de un oscuro y denso magma al tratarse principalmente de basaltos, y la nube negra generada ha emitido a la atmósfera piroclastos (lapillis y cenizas) y gases, principalmente compuestos de azufre, cloro, flúor y dióxido de carbono», detalla José Luis Barrera, el vulcanólogo y vicepresidente del Colegio Oficial de Geólogos. Una emisión de gases contaminantes que, junto con las cenizas, dibujaron una nube oscura que provocó que «la zona inmediata al volcán quedara oscurecida parcialmente», añade.
En concreto, «el volcán emite unas 15.000 toneladas de CO2 por día, mucho menos por cierto que los aviones», afirma Barrera. Aunque podría haber emitido más, ya que «la estimación realizada sobre la masa de dióxido de azufre (SO2) mediante el uso de instrumentos acoplados en satélites el pasado 15 de abril arroja una cantidad de 3.000 a 4.000 toneladas al día, por lo que si asumimos una relación másica CO2/SO2 características de gases magmáticos como la del volcán Etna, la emisión de CO2 se elevaría», explica Nemesio Pérez, director de la División de Medio Ambiente del Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER) en Tenerife.
Pero esta barrera, al igual que impide la entrada de la radiación solar, también podría modificar el termómetro de la atmósfera global, al no sólo no dejar entrar los rayos, sino también impedir que salgan. Es decir, que este secuestro de la radiación provocaría un calentamiento de las temperaturas de la atmósfera que después podría derivar en un enfriamiento del termómetro global, aunque no parece que la envergadura de la erupción sea suficiente.
«El pequeño cambio climático que ha debido de desencadenar el volcán en Islandia no lo notará la población», aclara José Luis Barrera. Lo que sí se percibirá, en cambio, será, según este experto vulcanólogo, la lluvia ácida, ya que «todas las erupciones de tamaño mediano producen este fenómeno en las zonas cercanas al centro de emisión». Si no ha empezado ya, porque, según Barrera, «se han detectado 20 rayos importantes encima de la boca del volcán islandés en sólo cuatro horas». Este fenómeno, que se produce por las emisiones gaseosas de azufre (y nitrógeno) que entran en contacto con el agua –convirtiéndose en ácido sulfúrico– y que cuando llueve caen al suelo ya parcialmente ácidas, pone en peligro la salud de los bosques y la biodiversidad de la zona. Afectará básicamente a Islandia según este experto. Aunque quizás en estudios posteriores se detecten contaminaciones en otros lugares no tan próximos, tal y como ha sucedido con otros volcanes, aunque de mayor magnitud, al cabo de décadas tras la erupción.
O todo lo contrario, pues para Nemesio Pérez no resulta tan previsible que se vaya a generar lluvia ácida en Islandia, ya que «las cantidades de gases y ceniza emitidas no parecen ser suficientes». En lo que sí coinciden ambos científicos es en que en ningún caso se producirán lluvias ácidas en Europa.

Termómetros helados
En cuanto a posibles cambios térmicos, «esta erupción no provocará un descenso de la temperatura debido a la emisión de gases estimada y a la altura que ha alcanzado la ceniza», explica Pérez.
Los termómetros por tanto continuarán tal y como estaban, sin congelar las temperaturas del verano. Un fenómeno que, en cambio, sí provocaron algunas de las grandes erupciones volcánicas, como la del Laki, en Islandia; el Tambora, en Indonesia, y el Pinatubo, en Filipinas, por ejemplo.
Tras su erupción, el calor inicial acabó enfriando la atmósfera. «La más destructiva fue, según Barrera, la del Laki, que comenzó a finales de 1783 y acabó meses después en el año 1784, dejando 10.000 muertos en Islandia y miles en Europa».  «Las cenizas de este volcán –prosigue el vulcanólogo– impidieron que la radiación solar llegara a la Tierra. Este escudo oscureció Europa». 
Volviendo con Laki, la ceniza tras su erupción provocó a su vez un enfriamiento atmosférico global que bajó las temperaturas durante dos y cinco años», detalla José Luis Barrera. En ese momento, «principios de 1784, Benjamin Franklin se encontraba en París negociando la Independencia de Estados Unidos y fue precisamente él el que primero relacionó el cambio climático con las erupciones volcánicas», relata con entusiasmo este vulcanólogo.

«Año sin verano»
Pero el Laki no fue el único, pronto le iba a seguir la erupción, en abril de 1815, del Tambora, considerada por muchos la mayor, por aquello de que alcanzó una magnitud o índice de explosividad volcánica 7. Las emisiones de gases y partículas del volcán «enfriaron la atmósfera entre dos y cinco años. De hecho, esta modificación térmica provocó que meses después miles de cosechas se perdieran y que murieran de hambruna unas 90.000 personas», explica Barrera.
Sus efectos se notaron en Norteamérica y en Europa, convirtiendo el año 1816, en el «año sin verano», por el descenso térmico de las temperaturas.

De hecho, hace tan sólo un año, la revista científica «International Journal of Climatology» publicaba un estudio (con participación española) en el que se  concluía que los gases y partículas del volcán modificaron la incidencia de la radiación del sol en España, provocando que en aquel verano la temperatura no superara en la Península los 15 grados centígrados. Algo del todo  inusual para los meses de junio y agosto.
El despertar del volcán Krakatoa (Indonesia) y las olas gigantes que se generaron tras su erupción, en 1883, también enfrió los termómetros atmosféricos globales, aunque lo hizo durante menos tiempo, «entre dos y tres años», explica Barrera.

Erupciones del siglo XX
Ya en el siglo XX, los volcanes siguieron provocando grandes contaminaciones. Es el caso de la erupción, en el año 1912, del volcán Katmai, al norte de Alaska. El calor de sus cenizas, sus partículas y sus gases bajaron las temperaturas globales entre uno y tres años. Ese mismo tiempo es el que se enfrió el termómetro global tras la erupción de Saint Helen, en el estado de Washington, Estados Unidos. Pero si las víctimas del Krakatoa fueron por las olas de colosales tamaños (40 metros alcanzó la mayor ola) y por la hambruna, en este caso «murieron entre 60 y 70 personas por negligencia. No evacuaron y las víctimas perecieron mientras veían el dramático espectáculo», recuerda el vulcanólogo y vicepresidente del Colegio Oficial de Geólogos.
Once años después Filipinas y medio mundo palideció tras ver, en 1991, la erupción del Pinatubo. Las cenizas de este volcán provocaron el enfriamiento de las temperaturas durante dos y cinco años, convirtiéndose así en una de las erupciones volcánicas que más han modificado los termómetros, y en la última (tras las descritas) de las «seis erupciones más fuertes de los últimos 250 años», precisa Barrera.
Y si requieren atención los volcanes activos, también las islas que redibujan el mapa. Como curiosidad, Barrera recuerda cómo la isla Surtsey surgió al sur de Islandia en 1963 para luego desaparecer en gran parte por la erosión marina, dejando a su paso dos inviernos muy fríos, aunque sólo en el Hemisferio Norte.

jueves, 15 de abril de 2010

Un poco de matemáticas especiales


Número 
áureo: belleza matemática


En este mundo ajetreado y fugáz, debemos de acercarnos a otras realidades que nos superan por aquello de que salen fuera de lo cotidiano. En este caso las  matemáticas y su número Aúreo.

El número áureo es la relación o proporción que guardan entre sí dos segmentos de rectas. Fue descubierto en la antigüedad, y puede encontrarse no solo en figuras geométricas, sino también en la naturaleza. A menudo se le atribuye un carácter estético especial a los objetos que contienen este número, y es posible encontrar esta relación en diversas obras de la arquitectura u el arte. Por ejemplo, el Hombre de Vitruvio, dibujado por Leonardo Da Vinci y considerado un ideal de belleza, está proporcionado según el número áureo. ¿Cuál es el origen y la importancia de este valor matemático?
Hay números que han intrigado a la humanidad desde hace siglos. Valores como PI -la razón matemática entre la longitud de una circunferencia y su diámetro- o e -la base de los logaritmos naturales-, suelen aparecer como resultado de las más dispares ecuaciones o en las proporciones de diferentes objetos naturales. El número áureo -a menudo llamado número dorado, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea o divina proporción- también posee muchas propiedades interesantes y aparece, escondido y enigmático, en los sitios más dispares.
El primero en hacer un estudio formal sobre el número áureo fue Euclides, unos tres siglos antes de Cristo, en su obra Los Elementos. Euclides definió su valor diciendo que "una línea recta está dividida en el extremo y su proporcional cuando la línea entera es al segmento mayor como el mayor es al menor." En otras palabras, dos números positivos a y b están en razón áurea si y sólo si (a+b) / a = a / b. El valor de esta relación es un número que, como también demostró Euclides, no puede ser descrito como la razón de dos números enteros (es decir, es irracional y posee infinitos decimales) cuyo su valor aproximado es 1,6180339887498...
Casi 2000 años más tarde, en 1525, Alberto Durero publicó su “Instrucción sobre la medida con regla y compás de figuras planas y sólidas”, en la que describe cómo trazar con regla y compás la espiral basada en la sección áurea, la misma que hoy conocemos como “espiral de Durero”. Unas décadas después, el astrónomo Johannes Kepler desarrolló su modelo del Sistema Solar, explicado en Mysterium Cosmographicum (El Misterio Cósmico). Para tener una idea de la importancia que tenía este número para Kepler, basta con citar un pasaje de esa obra: “La geometría tiene dos grandes tesoros: uno es el teorema de Pitágoras; el otro, la división de una línea entre el extremo y su proporcional. El primero lo podemos comparar a una medida de oro; el segundo lo debemos denominar una joya preciosa”. Es posible que el primero en utilizar el adjetivo áureo, dorado, o de oro, para referirse a este número haya sido el matemático alemán Martin Ohm (hermano del físico Georg Simon Ohm), en 1835. En efecto, en la segunda edición de 1835 de su libro “Die Reine Elementar Matematik” (Las Matemáticas Puras Elementales), Ohm escribe en una nota al pie: “Uno también acostumbra llamar a esta división de una línea arbitraria en dos partes como éstas la sección dorada." El hecho de que no se incluyera esta anotación en su primera edición es un indicio firme de que el término pudo ganar popularidad aproximadamente en el año 1830.
Serie de FibonacciEl número áureo también está “emparentado” con la serie de Fibonacci. Si llamamos Fn al enésimo número de Fibonacci y Fn+1 al siguiente, podemos ver que a medida que n se hace más grande, la razón entre Fn+1 y Fn oscila, siendo alternativamente menor y mayor que la razón áurea. Esto lo relaciona de una forma muy especial con la naturaleza, ya que como hemos visto antes, la serie de Fibonacci aparece continuamente en la estructura de los seres vivos. El número áureo, por ejemplo, relaciona la cantidad de abejas macho y abejas hembras que hay en una colmena, o la disposición de los pétalos de las flores. De hecho, el papel que juega el número áureo en la botánica es tan grande que se lo conoce como “Ley de Ludwig”. Quizás uno de los ejemplos más conocidos sea la relación que existe en la distancia entre las espiras del interior espiralado de los caracoles como el nautilus. En realidad, casi todas las espirales que aparecen en la naturaleza, como en el caso del girasol o las piñas de los pinos poseen esta relación áurea, ya que su número generalmente es un término de la sucesión de Fibonacci.
Este número también aparece con mucha frecuencia en el arte y la arquitectura. Por algún motivo, las figuras que están “proporcionadas” según el número áureo nos resultan más agradables. Aunque recientes investigaciones revelan que no hay ninguna prueba que conecte esta proporción con la estética griega, lo cierto es que a lo largo de la historia se ha utilizado para “embellecer” muchas obras. Por ejemplo, el uso de la sección áurea puede encontrarse en las principales obras de Leonardo Da Vinci. Es bien conocido el interés de Leonardo por la las matemáticas del arte y de la naturaleza, y esta proporción no le era indiferente. De hecho, en su estudio de la figura humana, plasmado en el Hombre de Vitruvio, puede verse cómo todas las partes del cuerpo humano guardan relación con la sección áurea. Algunos expertos creen que la gran pintura inacabada de Leonardo, San Jerónimo, que muestra a este santo con un león a sus pies, fue pintada ex profeso de forma que un rectángulo con estas proporciones encajase perfectamente alrededor de la figura central. También el rostro de la Mona Lisa encierra un “rectángulo dorado” perfecto. Obviamente, Leonardo no fue el único en utilizar esta proporción en su obra. Miguel Ángel, por ejemplo, hizo uso del número áureo en la impresionante escultura El David, desde la posición del ombligo con respecto a la altura, hasta la colocación de las articulaciones de los dedos.
La arquitectura no es ajena a este valor matemático. La relación entre las partes, el techo y las columnas del Partenón de Atenas, por ejemplo, también se relacionan mediante el número áureo. Muchos productos de consumo masivo se diseñan siguiendo esta relación, ya que resultan más agradables o cómodos. Las tarjetas de crédito o las cajas de cigarrillos poseen dimensiones que mantienen esta proporción. El número áureo puede encontrarse por todas partes, y a menudo ni siquiera somos consientes de que está allí. Pero en general, cuando algo nos resulta atractivo, esconde entre sus partes esta relación. ¿No es asombroso?
Neoteo

lunes, 12 de abril de 2010

LA SOLUCIÓN FINAL Sres. CALENTÓLOGOS


Ni cremación, ni entierro: liquidificación

Hidrólisis alcalina
El método se emplea comúnmente para deshacerse de los cadáveres de animales enfermos.
A simple vista puede confundirse con una lavadora industrial, una secadora o incluso con una suerte de tomógrafo.
Pero en realidad, este aparato diseñado en Escocia es un dispositivo que -según sus creadores- permite deshacerse de los restos humanos de una forma más ecológica que la cremación o el entierro.
La técnica, conocida en inglés comoResomation, imita el proceso de hidrólisis alcalina que ocurre naturalmente cuando un cuerpo se descompone. Sólo que este caso, la descomposición que normalmente ocurre en un lapso de hasta 20 años, se produce silenciosamente en cuestión de dos o tres horas.
"Nosotros sumergimos el cuerpo en una solución de agua con hidróxido de potasio y lo sometemos a un temperatura de 180ºC", le explicó a BBC Mundo Sandy Sullivan, una de las personas detrás de esta iniciativa.
En principio, tiene el beneficio de que no requiere espacio. Y en comparación con los métodos de cremación tradicional, tiene una huella de carbono mucho menor ya que utiliza ocho veces menos energía
Sandy Sullivan, bioquímico esocés
Como resultado se obtiene una pila de cenizas, similares a las que produce la cremación.
Las ventajas ecológicas, según Sullivan, son múltiples.
"En principio, tiene el beneficio de que no requiere espacio. Y en comparación con los métodos de cremación tradicional, tiene una huella de carbono mucho menor ya que utiliza ocho veces menos energía", explicó Sullivan.
"Además no produce emisiones de dioxinas ni de mercurio dado que, al final del proceso, las amalgamas de la dentadura pueden recuperarse".

Caderas postizas, como nuevas

El cuerpo se envuelve en una funda de seda (también puede ser lana o cuero) y se coloca dentro de un ataúd de madera para trasladarlo al aparato.
Restos
Después del proceso se obtiene una pila de cenizas blancas.
Como la madera no puede ser sometida al proceso de hidrólisis alcalina, el cajón se recicla para el próximo cuerpo.
Otra ventaja adicional, señala Sullivan, es que el método de descomposición acelerado permite reciclar cualquier implante médico que contenga el organismo.
"Después del proceso, los implantes como las articulaciones de cadera o rodilla, por ejemplo, quedan en condiciones impecables. Pueden volverse a utilizar y beneficiar a muchas personas que no pueden acceder a estos tratamiento médicos por falta de dinero", explicó Sullivan.
En cuanto a su costo, el inventor escocés señala que es muy similar al de la cremación, a la que también se parece en cuanto a la forma de la ceremonia.

Solución amable, económica y verde

El método no es completamente nuevo. Fue desarrollado en el pasado para deshacerse de los cadáveres de animales afectados por enfermedades como la aftosa o el mal conocido popularmente como la enfermedad de las "vacas locas".
Sandy Sullivan
Sullivan confía en que el Parlamento apruebe el método en Escocia.
Lo que Sullivan hizo fue transformarlo en un proceso específico para lidiar con el cuerpo de seres humanos.
Actualmente está aprobado en cinco estados de Estados Unidos (Florida, Colorado, Maine, Minnesota y Oregon) y en Toronto, Canadá.
Sullivan espera que para fines de abril el Parlamento Escocés -que está considerando el tema en estos días- apruebe su utilización en Escocia.
"Desafortunadamente no hay una forma linda para irse de este mundo", dijo Sullivan.
"Creo que al menos este método ofrece una solución compasiva, amable, rápida, económica y además, no contaminante con el medio ambiente", concluyó el inventor escocés.

No se, pero a mi recuerda un no se que, de tiempos pasados, donde se utilizaba el pelo, los dientes, la pieal, la grasa, toda la ropa. O tal vez sean imaginaciones.

jueves, 8 de abril de 2010

NATURALEZA DE LOS NÚMEROS

miércoles, 7 de abril de 2010

Ciéncia y sociedad



Es dificil hallar hoy en día artículos que pretender ser intelectualmente neutros en sus tesis y que procuren generar una comprensión algo mas exacta de la controversia entre ciéncia y sociedad.

Noam Chomsky suele criticar a los intelectuales postmodernos de nuestra época, porque han abandonado el espíritu de la Ilustración y no creen en el valor objetivo del conocimiento científico; y los contrapone a los intelectuales de la izquierda tradicional, que “procuraban compensar el carácter clasista de las instituciones culturales mediante programas educativos para los trabajadores, o escribiendo libros de gran éxito sobre matemáticas, física y otros temas científicos dirigidos al gran público”. Recientemente, Alan Sokal ha recuperado estas críticas de Chomsky en un brillante alegato de izquierdas en favor de la racionalidad.

De hecho, nos estamos acostumbrado a ver la ciencia y la tecnología como parte del sistema social y económico y a meter en el mismo saco las injusticias del sistema capitalista, el expolio de recursos naturales y el calentamiento global junto con el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y el imperativo económico de la innovación. Así que cada vez parece más natural la idea –completamente ajena, en realidad, a la tradición de la izquierda– de que la ciencia y la innovación son asuntos de los que ya se ocupan los guardianes del sistema y a los que no merece la pena que preste más atención el pensamiento progresista.
Craso error. La ciencia sigue siendo uno de los pocos productos de la civilización que lleva en su propia estructura el germen de la emancipación. Es cierto que el conocimiento científico puede servir a la guerra y al capitalismo depredador. Pero también sirve para combatir la enfermedad y la pobreza, la desigualdad y la opresión. Además el conocimiento científico no conoce fronteras, sólo sobrevive en medios culturales estimulantes y abiertos y tiene vocación de difusión universal. Aunque sólo fuera por eso, la ciencia debe seguir siendo una parte esencial del patrimonio de la izquierda.
Pero hay algo más. La ciencia y la tecnología no crecen y se desarrollan solas. Cada paso en una u otra dirección se da porque alguien ha tomado decisiones para orientar el proceso de acuerdo con intereses particulares o públicos, ocultos o transparentes, egoístas o solidarios. La discusión de la nueva Ley de la Ciencia puede ser una buena ocasión para poner a prueba el compromiso de la izquierda de nuestro país en este campo. Para empezar, el Gobierno haría bien en abrir el debate sobre el futuro de la ciencia y la innovación a un público amplio, interesado e informado.


MIGUEL Á. Q. F.
Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia

lunes, 29 de marzo de 2010

Que alegría para los calentólogos. Al final todos sucumbidos.

¿Ha entrado la Tierra en la era del Antropoceno?
La «gran bola azul»

Los seres humanos han producido cambios tan inmensos y sin precedentes en el planeta que pueden estar marcando el comienzo de un nuevo período de la historia geológica: el Antropoceno. Entre las causas figuran la contaminación, el crecimiento demográfico, la urbanización, los viajes y traslados de grupos humanos hacia zonas vírgenes formando nuevas ciudades, la minería y el uso de combustibles fósiles, que han alterado el planeta de una manera considerable. Este hecho, estiman los expertos, se dejará sentir durante millones de años. El impacto de la humanidad es tan importante que puede dar lugar a la sexta extinción en masa más grande en la historia de la Tierra, con el agregado de miles de nuevas especies de plantas y animales, además de las que ya estaban en vías de desaparición. La idea no es nueva, pero un recién formado grupo de trabajo de expertos ha sido creado para reunir todas las pruebas que apoyen el reconocimiento del Antropoceno como el sucesor de la actual época del Holoceno, en la que nos encontramos oficialmente. Se espera que dentro de tres años, este caso sea presentado en la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, que decidirá si la transición a una nueva época se ha iniciado o no
La nueva era, llamada Antropoceno (del griego «antropo», humano, y «keinos», nuevo) sería el primer período de tiempo geológico creado por la acción directa de una sola especie animal. Viajando hacia atrás en el tiempo, hace 58 millones de años se estima que terminó el Paleoceno y se dio inicio al Eoceno (del griego «eos”», aurora). Durante este período ocurrió un evento que cambiaría a la Tierra y que se debió también a una sola especie, en este caso de origen vegetal: una planta llamada azolla. La azolla es un helecho de agua fresca que se asocia con una bacteria (la «Cianobacteria anabaena») que tiene una característica sobresaliente: la eficiente fijación del nitrógeno y el carbono. En esta combinación, cada 4.000 metros cuadrados de azolla pueden «atrapar» en un año una tonelada de nitrógeno y seis toneladas de carbono. Cuando se dan condiciones favorables, la azolla crece muy rápido y con 20 horas de sol puede duplicar su biomasa en tres días o menos.
El Evento AzollaEn el Eoceno las condiciones eran muy favorables para la azolla, sobre todo en el Polo Norte donde hacía calor, y además durante el verano estaba expuesta constantemente al sol. El crecimiento de la azolla comenzó a disminuir el dióxido de carbono de la atmósfera. El registro fósil muestra que en el transcurso de 800 mil años los niveles de CO2 en la atmósfera bajaron de 3.500 partes por millón (ppm) (al principio del Eoceno) hasta 650 ppm. Conocido por los paleontólogos como el Evento Azolla, el cambio atmosférico originado por el crecimiento explosivo de este helecho inició el enfriamiento global que duró hasta el Pleistoceno ("pleisto"=mucho) donde aparecieron y se extinguieron muchas especies de mamíferos gigantes y hasta apareció nuestro antepasado directo, el Homo erectus. Este período, el Pleistoceno finalizó hace aproximadamente 11 mil años, cuando se retiraron los hielos, para dar lugar al Holoceno («holo», todo) con la flora y la fauna que hoy habita nuestro planeta.
Aunque el término Antropoceno ha sido utilizado de manera informal entre los científicos por más de una década, es ahora considerado un término oficial. Un nuevo grupo de trabajo ha sido creado para reunir todas las pruebas que apoyen el reconocimiento del Antropoceno como el sucesor de la actual época del Holoceno. Se espera que dentro de tres años este caso sea presentado en la Unión Internacional de Ciencias Geológicas, que decidirá si la transición a una nueva época se ha iniciado. La teoría ha sido propuesta por un grupo de científicos, como Paul Crutzen, premio Nobel de Química en 1995, en la revista Environmental Science & Technology. Los expertos llegaron a la siguiente conclusión: «El Antropoceno representa una nueva etapa en la historia tanto de la humanidad como de la Tierra misma, ya que al combinar las fuerzas naturales y las fuerzas humanas, el destino de una está determinando el destino de la otra. Geológicamente, este es un episodio importante en la historia de este planeta».
Una extinción catastróficaEl Dr. Jan Zalasiewicz, de la Universidad de Leicester, coautor del documento, añadió: «Se sugiere que estamos en el tren de producción de una extinción en masa catastrófica capaz de rivalizar con las anteriores cinco grandes pérdidas de especies y organismos durante el pasado geológico de la Tierra». Hoy la preocupación inmediata es las emisiones de dióxido de carbono que está causando un lento pero incesante calentamiento global. Pero no es la única huella por la que de aquí a varios miles de años los arqueólogos reconocerán al Antropoceno. Además del cambio climático, mucho más brutal que el causado por la azolla, encontrarán miles de millones de toneladas de plásticos y residuos tóxicos. El Antropoceno será una de las épocas geológicas más claramente marcadas y todo parece indicar que puede ser la más corta en la historia de la Tierra. Una época que muchos niegan y se resisten a recibir intentando cada día una nueva actividad que genere conciencia y ponga freno a este suicidio masivo en el que estamos todos embarcados.