Buscar este blog

lunes, 18 de enero de 2010

El Planeta Tierra




Estaba yo escribiendo un libro de Ciencia ficción, iba muy adelantado, cuando un paréntesis en mi vida normal me obligo a dejar a un lado la escritura que normalmente realizaba cada dos días por semana.

Este espacio de tiempo en blanco me permitió reconsiderar algunos de los aspectos mas sentidos del argumento general. Si bien mantengo la estructura y mensaje general, he diferido del origen en algunos de los ejemplos que uso para poner al día aspectos de alcance moral respecto a las directrices que tiene que tener la nueva humanidad que surgirá de la hecatombe final del planeta.

Varios son los ejemplos que la discusión diaria con algunos conocidos me ha hecho replantear aspectos previos al desastre final. El valor y peso de la ecología destructiva que ha alcanzado a determinadas esferas de nuestra sociedad. Existe un gran impacto emotivo y sentimental en lo que se refiere al valor que la destrucción por parte del hombre de algunas áreas del planeta y su incidencia en el clima y en la  calidad de vida del mismo. Pero hay algunas valoraciones que se hacen desde una perspectiva poco fría y acorde con las dinámicas del mismo planeta.

Es decir, si en una aldea situada en un pueblo de la India, la falta de medios organizativos y técnicas para reciclar y depurar materias desechables, puede dar lugar a creaciones de “basureros” temporales en algunas de las zonas en cuestión. Pero pasado el tiempo y abandonados a su libre descomposición orgánica, y después de un tiempo mas o menos largo, la misma naturaleza absorbe las inmundicias parciales, las reintegra a su seno y lo convierte todo en materia tipo “humus” y nadie es capaz de definir si allí hubo o no hubo un punto de contaminación mas o menos grave de materias infectas o degradantes.

En pocos lugares del planeta hay altísimas concentraciones de material tóxico de carácter grave, zonas industriales donde se procesan materiales químicos, fundiciones de metales pesados, fabricas de componentes de alto grado de especialización. Y se da el caso que muchas de estas empresas ya reciclan un elevado porcentaje de sus materias contaminantes. Así pues aquellas fábricas de este tipo de productos tienen a su alrededor campos donde parte de estos materiales contaminantes son cubiertos y mezclados con materias que los descomponen y los revierten en productos menos nocivos y altamente reciclados.

Quién visita una planta de Compostaje sabe que los procesos son altamente cualificados desde el punto de vista de interacción entre recambios químicos y materia aportada por los basureros locales. En cada paso los olores y efluvios resultantes del proceso van aminorándose hasta llegar a un compuesto final casi inodoro, suave, esponjoso y útil para el consumo en forma de abono. Lo único que se ha hecho ha sido agilizar l proceso natural de descomposición lenta, por un proceso de descomposición rápida.

Todos los tipos de materiales que existen en la tierra son producto de la misma tierra, solo que en una concentración superior a la que hay esparcida por la corteza terrestre. El tiempo de degradación de cualquier material, metal, gas, compuesto químico puedes ser letal para la vida humana y algún que otro tipo de vida vegetal y algunos animales. Pero mirado desde el tiempo de vida del planeta es algo irrisorio incluso para un análisis serio en el que se considere a la vida humana como un mero accidente en el devenir del tiempo del planeta.

Cuantas civilizaciones nos han precedido, cada una con sus constantes, sus alcances científicos y materiales, y todas han sucumbido al empuje del paso de los siglos, milenios, eones, evos y demás  formas de medir el paso del tiempo. En ese proceso largo y sinuoso, todo ha quedado reducido a escombros, a  niveles arqueológicos  y sustratos superpuestos unos encima de otros. La mayoría de las veces ni con las pruebas del carbono 14 y otros mas modernos no se ha podido determinar si la contaminación era perniciosa para la vida humana de entonces; las ruinas de la supuesta ciudad de la antigua ciudad griega de Troya cantada en la Iliada, ha resultado tener no menos de siete estratos como mínimo, es decir, siete ciudades en diferentes espacios de tiempo y por supuesto con diferentes técnicas y materiales de construcción, que sobrepasa a lo meramente anecdotario.

Cualquier tipo de metal acaba por oxidarse, y ser absorbido por el entorno bioquímico del  lugar. Muy pocos residuos generados artificialmente por el hombre aguantan más de tres o cuatro mil años incólumes. Claro que se podría decir  que algunos de los compuestos actuales son lo suficientemente refinados como para saltarse los valores medios de supervivencia natural como elemente químico, metal, gas, bacteria de diseño, etc. Pero si atendemos a los procesos de la creación de la vida en el planeta, puede suceder que un veneno  o unas acción termonuclear extinga a determinada forma de vida, pero no a todas las formas de vida. Ergo lo que quedase resultante reiniciaría otra reconquista del planeta, fuese cual fuese la forma de vida exitosa del proceso sobreviviente, la fuerza vital del planeta acaba transmutando cualquier forma de vida  en otras formas de vida plausibles para el intercambio genético que favorezca la evolución de especies en su corteza biológica o biosfera.

Luego la vida en planeta seguiría existiendo, pero sin la calamitosa especie humana que contemplase expectante las diatribas teoréticas, esteticistas y estetas de una clase de vida humana altamente chauvinista y sin sentido del ridículo respecto al deambular del planeta por los espacios galácticos de forma infinita.

A no ser que creamos a los “creacionistas” y su dios hacedor de todo desde la nada, para ir por supuesto a la misma  nada. En ese caso, no tenemos que dar ninguna discusión a todo lo anterior, dios proveerá, dios nos salvará, dios nos construirá la casa, dios vigilará la ciudad y dios se nos llevará a su Oasis celestial, a su gloria infinita y desde allí contemplar las miríadas de estrellas y galaxias desde su plataforma sideral, y nos extasiaremos por los evos de los evos y mas allá.

Ah, se me olvidaba, en todo este proceso macrocósmico el “petit” calentamiento global de este planeta nuestro  es pura anécdota si nos atenemos al proceso final y repetido de esta creación especial que es una entre tantos millones capaces de albergar la vida, ya sea vegetal, animal o mineral. Ah, el homo sapiens sapiens es un mero accidente circunstancial  en todo este proceso. Todos los seres del planeta tienen autoconciencia, diferente de la “humana”, es decir, todos los seres vivos del planeta son parte del mismo y no diferenciados por su alter ego humanoide, desastroso, asesino, esclavizador, manipulador y egotista.


Quien gobierna  realmente el planeta es el mundo vegetal, las plantas en todas sus diferencias son las que realmente controlan el proceso de la fotosíntesis, la producción de Co2, el nitrógeno y el oxígeno, todos estos gases son y están para que las plantas vivan. Nosotros nos adaptamos dentro de una escala estrechísima del 21 % de Oxígeno como remanente del proceso químico resultante.

Nota: No encontrareis nada en Internet, todo es cosecha propia ilustres blogueros