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martes, 23 de marzo de 2010

A pesar de todo, algo se mueve en CONTRA del petróleo

Vuelve la fusión fría
Fleischmann y Pons anunciaron el descubrimiento de la fusión fría, pero no hubo resultados / ABC

La supuesta panacea energética que “descubrieron” Pons y Fleischmann en el año 1989 se está poniendo de moda nuevamente en los laboratorios internacionales. En aquellos primeros tiempos, el mundo consideró una estafa el experimento original que anunciaba el descubrimiento de la fusión fría pero actualmente se ha relanzado la investigación sobre este asunto porque algunos científicos creen que existen ciertos visos de convertirse en realidad. ¿La solución de todos nuestros problemas o se trata sólo del ansia científica por encontrar un milagro universal?
 
En el ámbito científico pronunciar o escribir juntas las palabras “fusión fría” se consideraba un pasaporte inmediato hacia el ostracismo y la mofa de la comunidad. Tras el estrepitoso fracaso del experimento de Martin Fleischmann y Stanley Pons en 1989, cuando afirmaban haber conseguido energía prácticamente ilimitada y casi gratuita, este nuevo camino de investigación se cerró y se consideró a estos dos científicos como responsables de un monumental e imperdonable fraude científico.
 
Algunas voces se alzaron contra esta marea de científicos que enterraron a los autores del controvertido experimento, alegando que existía poco menos que una conspiración mundial para evitar que las compañías petrolíferas y eléctricas perdieran todo su poder. Sin embargo, varios laboratorios intentaron replicar el ensayo sin resultado alguno. Además, la fundamentación teórica tampoco resolvía el por qué debía darse la fusión fría. Desde entonces, ningún científico serio se ha dedicado a seguir investigando por esa vía.
 
Sin embargo, a los investigadores se les hace difícil renunciar a este canto de sirena que representa la fusión fría, o lo que es lo mismo, la posibilidad de obtener energía casi ilimitada y con un coste ridículamente bajo. Tanto es así, que a pesar de la mala prensa que suscitaba, algunos científicos decidieron continuar con la experimentación y se han reunido en un simposio mundial para presentar los resultados de sus trabajos en este campo.
 
«Ciencia basura»Y, efectivamente, algo se mueve bajo la superficie, porque Jan Marwan, el experto de fama internacional que organiza una importante reunión sobre el asunto, afirma que la fusión fría, hasta hace poco considerada “ciencia basura”, se está ganando la aceptación de la mayoría de la comunidad científica. Se trata de una de las mayores sesiones científicas sobre este tema que se celebra en el Moscone Center de San Francisco (EE UU) durante los dos próximos días, en el marco de la 239ª Reunión Nacional de la Sociedad Estadounidense de Química (ACS, por sus siglas en inglés).
“Ahora, la mayoría de los científicos ya no tiene miedo y la mayor parte de quienes investigan la fusión fría participan en la reunión de la ACS. Los artículos del simposio hablan abiertamente de fusión fría y algunos incluso la describen como el "efecto Fleishmann-Pons" en honor a los pioneros", dice Marwan. “También me he dado cuenta de que el campo está ganando nuevos investigadores de universidades que antes no se habían dedicado a la fusión fría. Cada vez más gente está empezando a interesarse por ella", asegura.
 
El experto admite que las cosas aún no marchan con fluidez pero tiene esperanzas en el futuro. "Todavía hay cierta resistencia ante este asunto. Pero simplemente tenemos que seguir adelante como lo hemos hecho hasta ahora, explorando la fusión fría paso a paso, y eso la convertirá en una fuente de energía alternativa exitosa. Con tiempo y paciencia, realmente confío en que podremos lograrlo”, concluye Marwan.
 
Recordemos que la fusión fría prometía unos resultados francamente sorprendentes. El combustible proviene de agua de mar ordinaria, y los cálculos indican que 3,8 litros de agua marina contienen la energía que se obtendría de 60,8 litros de gasolina, con una eficiencia de producción energética del 100%. Todo ello en un recipiente que cabe encima de una mesa y con una tecnología que podría comprarse en una ferretería. Es lógico que la comunidad científica se cerrara en banda ante unos resultados tan opuestos al sentido común, cuando se sabe que para provocar una reacción de fusión se necesitan millones de grados en instalaciones enormes y carísimas que ni siquiera hoy han conseguido obtener más energía de la que consumen.
 
Con bacteriasEn el simposio se han presentado unos 50 informes que investigan soluciones basadas en la fusión fría y que, según ellos, prometen grandes momentos en la ciencia energética. Por ejemplo, se habla de que la fusión fría podría darse de manera natural en ciertas bacterias o los avances en relación con una batería basada en este tipo de fusión. Otros describen nuevos modelos teóricos que ayudan a explicar la producción de exceso de calor en la fusión fría, uno de los aspectos más controvertidos del campo. Algunos incluso se atreven con el desarrollo de un reactor de fusión fría que demuestra que puede darse sin la producción de radiación nuclear fuerte.
 
Ya no tienen miedo de pronunciar las dos palabras malditas. Antaño utilizaban un eufemismo -“reacciones nucleares de baja energía” (RNBE)- para referirse al fenómeno pero hoy día la investigación sobre la fusión fría ha recuperado algo de dignidad."Ahora el campo está experimentando un renacimiento de los esfuerzos e intereses investigadores, con pruebas que indican que la fusión fría podría ser una realidad”, afirma Marwan. El investigador señala, como dato muy significativo, que el número de presentaciones sobre el tema en las reuniones nacionales de la ACS se ha cuadruplicado desde 2007.
 
¿Hay esperanza con la fusión fría? ¿Realmente se puede obtener energía de modo tan abundante y con un coste tan bajo? ¿No contradice esto las leyes de la física? ¿La eterna promesa de la fusión nuclear y sus enormes y costosos reactores tendrá que dar paso a ideas más sencillas pero eficaces? La historia ha demostrado que las panaceas no existen, pero quién sabe si al menos tenemos un camino para optimizar la obtención de energía y sumarla al tímido abanico de energías alternativas de que disponemos en la actualidad.